A pesar de ser uno de los principales productores de café en el mundo, Ecuador se enfrenta a una situación inusual: importa más café del que produce. Durante el ciclo 2018/2019, el país produjo aproximadamente 500,000 sacos de 60 kg de café, mientras que importó cerca de 714,000 sacos. Este desfase ha suscitado preguntas sobre las razones detrás de esta dependencia del café importado y cómo afecta a la industria cafetera local. Para entender este fenómeno, es crucial analizar la demanda interna, las estrategias comerciales del café soluble y los factores económicos que moldean el panorama actual del café ecuatoriano.
Una mirada a la industria cafetera en Ecuador
La historia cafetera de Ecuador ha sido una parte importante de su economía. Sin embargo, las cifras de producción, exportación e importación del café cuentan una historia compleja. Entre octubre de 2020 y febrero de 2021, Ecuador exportó 198,000 sacos de café de 60 kg, mientras que en el ciclo 2018/2019, el país reexportó 572,000 sacos de café soluble, mayormente hacia Alemania y Rusia.
El café soluble representa una oportunidad económica clave para Ecuador. Según Tomás Bodniza, un técnico de calidad de café en Ecuador, la reexportación de café soluble ofrece al país una ventaja comercial significativa. El café en Ecuador se cultiva en regiones como la Sierra y la Amazonía, que producen variedades de alta calidad como el Típica, Caturra y Bourbon, en el caso del arábica, y el Robusta, una variedad más resistente. A pesar de contar con cerca de 75,000 productores de café y de trabajar en 85,000 hectáreas dedicadas al café arábica y 110,000 hectáreas al Robusta, el segmento del café soluble sigue siendo el más rentable para la industria cafetera ecuatoriana.
¿Por qué Ecuador importa tanto café?
Uno de los factores que influye en la preferencia por la importación es el precio del café en Ecuador, que suele ser desfavorable para los productores locales. Los costos de producción son elevados, lo que disminuye la competitividad del café ecuatoriano en el mercado global. En el año 2000, Ecuador dolarizó su economía, una medida que estabilizó la moneda, pero también aumentó el costo de vida, incluidos los salarios. Actualmente, un recolector de café en Ecuador puede ganar cerca de 20 dólares diarios, un salario que encarece significativamente la producción comparado con otros países productores.
Esto ha llevado a que muchos empresarios opten por importar café verde, un modelo más rentable que permite transformar este café en café soluble para la exportación. Importar café resulta económicamente más viable que producirlo en ciertas regiones del país, especialmente cuando la calidad de importación es suficiente para el café soluble. Como resultado, Ecuador se ha convertido en un importante importador de café verde, lo que le permite mantener competitiva su industria de café soluble en el mercado internacional.
El Régimen 21: Un incentivo para la importación de café
En 2007, Ecuador implementó el Régimen 21, una política que permite la importación temporal de materias primas, incluido el café verde, para ser transformadas y luego reexportadas como productos de valor agregado, como el café soluble. Bajo este régimen, las empresas pueden importar café sin pagar aranceles, siempre que se exporte posteriormente como un producto procesado.
Gracias a esta política, el sector del café soluble en Ecuador ha ganado competitividad. Empresas como Escoffee importan café verde de Brasil, Colombia y Vietnam, lo procesan en Ecuador y luego lo exportan como café soluble. Este mecanismo ha permitido a Ecuador desarrollar una industria de café soluble altamente eficiente y rentable, impulsando las exportaciones y generando empleo en la industria.
El impacto de la importación en los productores locales
Si bien el café importado ha beneficiado a la industria del café soluble, también ha tenido un impacto negativo en los productores locales. Muchos agricultores que cultivan café de especialidad en Ecuador se ven en desventaja, ya que la abundante importación de café verde reduce la demanda de café cultivado localmente. Esta competencia con café más económico ha desincentivado el cultivo local, limitando las oportunidades de crecimiento para la producción nacional.
Además, Ecuador enfrenta una brecha generacional en el sector agrícola. Muchos jóvenes prefieren migrar a otras industrias o incluso al extranjero en busca de mejores oportunidades, dejando el sector cafetalero en manos de una población envejecida, cuya edad promedio es de 60 años. Esta situación plantea un reto para el futuro de la producción de café en el país, ya que cada vez menos jóvenes optan por dedicarse al cultivo de café, y la falta de políticas de apoyo para los agricultores dificulta el relevo generacional.
¿Es sostenible este modelo a largo plazo?
Si bien el modelo de importación y reexportación de café ha demostrado ser rentable, plantea desafíos para la sostenibilidad de la industria cafetera ecuatoriana a largo plazo. La producción de café soluble ha sido un motor económico, pero el declive en la producción local podría tener consecuencias significativas en el futuro.
Uno de los riesgos principales es la reputación del café ecuatoriano. Reexportar café importado bajo etiquetas ecuatorianas puede generar una desconexión entre la calidad percibida y la realidad de la producción nacional. Esto podría afectar la capacidad de Ecuador para competir en los mercados de café de alta calidad y especialidad, segmentos en los que la autenticidad del origen es fundamental.
Además, la dependencia de importaciones de países como Brasil y Vietnam hace que la industria ecuatoriana sea vulnerable a cambios en las políticas comerciales, fluctuaciones de precios o posibles limitaciones en el suministro en estos países. Esta dependencia crea incertidumbre, ya que factores externos pueden afectar directamente la disponibilidad y el costo del café importado.
Conclusión
La importación de café en Ecuador es una estrategia pragmática que responde a los altos costos de producción y a la baja rentabilidad de la producción local. Sin embargo, esta dependencia del café importado también tiene implicaciones para la sostenibilidad y el futuro de la industria cafetera en el país. Si bien el café soluble representa una fuente de ingresos importante, se necesita encontrar un equilibrio entre la importación de café para el mercado soluble y el apoyo a los productores locales que cultivan café de especialidad y de alta calidad.
Para asegurar un futuro sólido para el café ecuatoriano, será crucial implementar políticas que incentiven el cultivo local y fomenten la participación de las nuevas generaciones en la producción de café. Solo así se podrá garantizar que Ecuador continúe siendo un jugador relevante en el mercado global del café, con una industria cafetera capaz de responder a las demandas tanto locales como internacionales de manera sostenible.